El campo desterrado

El junio pasado, casi 37,000 personas se congregaron en Sun Life Stadium, en Miami, para un partido de fútbol.  La selección nacional de España estaba jugando, con todos sus estrellas de las mejores ligas europeas.  Pero mucho de los espectadores habían venido para apoyar el otro lado, la selección de Haití.  Miami tiene uno de los centros más grandes de inmigrantes haitianos en los Estados Unidos, y ver Les Grenadiers enfrentarse al mejor equipo del mundo no fue algo para perder.

España ganó fácilmente, 2-1, con goles por Santi Carzola y Cesc Fàbregas. Pero el gol marcado por Donald Guerrier Wilde causó las celebraciones más ruidosas del partido.  Guerrier creó un momento especial para su país y todo la diáspora haitiana.  Después del partido, un periodista le pregunto sobre el sentido de su gol histórico.  Según BBC Mundo, el jugador respondió, “Yo no soy extraterrestre, soy humano, y mi trabajo es meter el gol si me llega el balón.  En la cancha todos somos iguales”.

Pero, ¿Qué significa “no soy extraterrestre”?  ¿Porqué respondió así?  ¿Quién está cuestionando su pertenencia a este mundo?

La pregunta volvió el otro día, por algunos comentarios del presidente Michel Martelly, en un evento para el Ministerio de los deportes.  Se quejó de todos los atléticos haitianos quienes ganan la vida en clubes extranjeros, diciendo que en Haití “les amants du foot ne connaissent pas vraiment ces intrus (los amantes del fútbol no conocen a estos intrusos)”.  El presidente de la Federación Haitiana del Fútbol, Yves Jean-Bart, respondió, llamándoles patriotas a todos quienes representan la nación, incluso a los que “buscan su salvación en la extranjera”.  Martelly entonces clarificó su posición, diciendo que sólo quería promover aumentos de la infraestructura atlética dentro del país.

Las conversaciones sobre “no soy extraterrestre” y “estos intrusos” aparecen en un momento muy crítico para Haití y su vecino, la República Dominicana.  El gobierno dominicano está deportando a todos descendientes haitianos nacidos después del año 1929.  Este incluye muchos trabajadores indocumentados, y también muchos ciudadanos cuyos familias han vivido en la República Dominicana por muchas generaciones.  Esto es solo la etapa más reciente de la historia trágica de la relación entre las dos naciones.  Así que, mientras los comentarios por Guerrier y Martelly fueron causales, el discurso de la pertenencia es un asunto clave para muchos haitianos actualmente.

Es posible que en unos años, en la película sobre esta situación, el fútbol sea la solución del conflicto, la fuerza unificadora.  Pero esto solo pasa en las películas.  En realidad, el fútbol no es la solución, sino nos muestra más ejemplos del problema.  En septiembre, Jaime David Fernández Mirabal, el ministro de deportes de la República Dominicana, propuso la colaboración continua con las selecciones haitianas, diciendo, “Tenemos mucho que aprender de Haití en los deportes como el fútbol, y ellos tienen mucho que aprender de nosotros”.  Su mensaje diplomático causó algunas reacciones negativas por el Internet.  En un sitio, los comentaristas llamaron a Mirabal “un traidor” y le culparon por “la destrucción de la patria”.

El marzo pasado, la selección dominicana derrotó a Haití 3-0, en un amistoso oficialmente llamado la Copa Quisqueya.  Quisqueya es un nombre indígena de la isla Española, y refleja la estrategia popular de levantar la cultura autóctona para ignorar a los conflictos raciales. Según un informe de NACLA de 2001, muchos dominicanos se identifican como “indios” en vez de ser negros o mulatos, por la negatividad asociada con aquellas razas dentro del país.  En un artículo del Diario Libre sobre el partido, Haití se refiere como el “eterno rival”.  También, un gol dominicano es un “gol criollo”, una conexión a la descendencia europea y una manara de separarse de la negritud haitiana.

Este lenguaje excluyente ha infiltrado a la cultura dominicana.  En su libro Negative Ethnicity: from bias to genocide, Koigi Wa Wamere estudia los bases étnicos de los genocidios africanos.  Dice, “Language is a potent weapon in reducing the humanity of the opposition…they name their enemies after conquerable foes: omen, animals, weeds, and foreigners”.  La etnicidad negativa se basa en el lenguaje, y todas las etiquetas que crean divisiones y conflictos.  Es imposible ignorar las conexiones entre este lenguaje ubicuo y la cultura discriminatoria que hace posible las acciones del gobierno dominicano.  Ya hemos visto como esta retórica de la pertenencia puede incorporarse en los dos lados de la frontera.  Y mientras los deportes no serán la solución, la cancha puede servir como recordatorio que todos pertenecemos a este mundo, que somos humanos.

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