Entrevista a Juan Molleja, guardián de la memoria

Juan Molleja (1970) es originario de Córdoba, España, en donde funge como maestro en el Instituto de Educación Secundaria Vicente Núñez. En línea con su labor como pedagogo, está interesado en recuperar la memoria de las víctimas del más trágico episodio de la historia romaní, el genocidio ocurrido durante la Segunda Guerra Mundial. Desde 2011, rescata la memoria de víctimas y sobrevivientes, a través de su blog “Porrajmos: Te Bisterdon Tumare Anava” (Nunca olvidaremos sus nombres).[1] Cinco años después, comenzó un segundo blog en donde reseña cine del Porrajmos. Ambos son -probablemente- la fuente de información más detallada de esta temática en español.[2] Juan escribe con mayúsculas “Romaní” y “Gitano”, no importa su ubicación dentro de una oración. Él ha desafiado el olvido; acerquémonos a su labor como guardián de la memoria.

 

  1. ¿Cómo se interesó por escribir sobre las víctimas del Holocausto Romaní o Porrajmos?

En el verano de 2009, asistí a un curso de 10 días en Yad Vashem, Israel. En cierta ocasión, una profesora de filosofía afirmó que el sufrimiento de los Gitanos no podía compararse al Holocausto judío, hizo comentarios cargados de estereotipos. Un compañero y pastor evangélico Gitano rompió a llorar y protestó ante los organizadores del evento, quienes la obligaron a retractarse. Carecía de argumentos para rebatir sus argumentos. Desconocía gran parte de esta historia, excepto que los Romaníes habían sido catalogados como “otras víctimas” del Holocausto. Al volver, profundicé mis conocimientos con la intención de difundirlos entre los jóvenes. En el Instituto de Educación Secundaria Vicente Núñez [Aguilar de la Frontera, Córdoba, España] junto a los alumnos Gitanos: Alba y Diego Fernández, formamos el grupo de trabajo “Settela”,[3] montamos una exposición y elaboramos biografías. Ese fue el punto de partida.

 

 

  1. ¿Cuáles son sus fuentes?

Más que de fuentes hablaría de referentes. Aquellos que han servido de faro orientador a mi investigación han sido tres: el Prof. Ian Hancock, considerado el erudito Romaní más importante del mundo; imprescindible es el trabajo de Romani Rose, activista Sinti que perdió a trece familiares en el Porrajmos, autor y director del Dokumentations und Kulturzentrum Deutscher Sinti und Roma; y mi querido Franz Rosenbach, con quien mantuve correspondencia hasta antes de su fallecimiento, sobreviviente del Porrajmos y fuente constante de inspiración y apoyo en este proyecto.

  1. Háblenos sobre la elección del título de su blog: ¿por qué Porrajmos, y no Holocausto Gitano, o Samudaripen? ¿Qué significa “Te Bisterdon Tumare Anava”?

Comparto la opinión del Prof. Hancock acerca de la singularidad del genocidio Gitano y la necesidad de encontrar un término para la persecución que entre 1933 y 1945 condujo al exterminio de entre 250.000 y 500.000 Romaníes. Pienso que la palabra más adecuada es Porrajmos. La frase en Romaní “Te bisterdon tumare anava” (Nunca olvidaremos vuestros nombres) me ayudó a responder a la pregunta: ¿por dónde empezar? Debía comenzar por las personas, sus nombres, fotografías, vivencias, por su memoria. La memoria de quienes desaparecieron en mitad de la noche más negra de la historia o de aquellos que por el azar del destino sobrevivieron a lo imposible, la barbarie del nazismo. Es difícil comprender cifras, nuestra mente no puede procesar la representación de un número que llega a los seis dígitos. Reconocer la dimensión de esta tragedia e imaginar a cientos de miles de muertos resulta imposible. No es hasta que damos un rostro a esas víctimas que el dolor se materializa.

  1. ¿Qué ha aprendido a través del minucioso trabajo que implica la recuperación de la memoria de las víctimas del Porrajmos?

Las dos palabras que han caracterizado al estudio del Genocidio Gitano son silencio y olvido. Los testimonios de los Gitanos del Porrajmos forman parte de mí. Desde mi modestia grito para romper este silencio. A lo largo de la historia, el pueblo Gitano siempre ha sabido levantarse tras perderlo todo. A través de estas historias, he aprendido a ser resiliente cuando la vida me pone a prueba.

  1. ¿Cómo definiría su labor? ¿Es educador, historiador, escritor?

Me considero simplemente un maestro de educación primaria cuyos pilares son: su familia, trabajo y difundir la historia del Porrajmos. Ser maestro es mi verdadera vocación y en mi trabajo pongo mi alma. Mi objetivo es rescatar la memoria de las víctimas, asegurarme que sus nombres nunca se olviden: Settela Steinbach, Papusza, Johann Trollmann, Sidonie Adlesbrurg, Franz Rosenbach… Deseo que el recuerdo de los que sufrieron la ignominia nazi nos mueva a aprender, que aquellos dramáticos hechos nunca vuelvan a repetirse. Sin embargo, al tiempo que hablamos, en Hungría, Ucrania, Italia se gestan movimientos políticos de ultraderecha que generan conflictos étnicos que han derivado en desalojos y asesinatos.

  1. ¿Por qué la imagen de Settela Steinbach es importante en el proceso de reconocimiento de las víctimas del Porrajmos?

La fotografía de Settela, asomada a través de la abertura de un vagón que partiera rumbo a Auschwitz-Birkenau. Los ojos de Settela miran fijos al objetivo de la cámara, parecen transmitirnos una súplica:

-¡Por favor, contad nuestro sufrimiento, no os olvidéis de mí ni de mi pueblo!

 

 

 

[1] Porrajmos (fragmentación/destrucción) y Samudaripen (asesinato en masa) son dos términos en romaní que se utilizan para designar al Holocausto de los romaníes -también llamados gitanos, sinti, romá, etc.

[2] En español es importante la labor de María Sierra del departamento de Historia de la Universidad de Sevilla y Anna Mirga-Kruszelnicka, egresada de la Universitat Autònoma de Barcelona y subdirectora del European Roma Institute for Arts and Culture (ERIAC).

[3] Settela Steinbach es un ícono del Holocausto. Se asumió tenía origen judío-holandés, hasta que Aad Wagenaar documentó la búsqueda de su identidad en el libro Settela; het meisje heeft haar naam terug (Settela: La niña que recuperó su nombre), 1995.

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