Juana

Sus pequeños ojos negros se escondían entre la colección de arrugas que le conformaban la cara. Su mirada no me decía nada, pero esas uñas largas y el olor a cigarro y árnica que la perfumaban me causaban temor.

Se rumora que había rodado por el mundo. Nadie sabe de dónde vino o dónde nació o cómo pagó para vivir en aquella casa grande justo al lado del centro de la ciudad. Lo único que se rumora es que a los trece años se la robaron y después de eso pasó muchas noches en brazos de quienes podían comprarle una tarde, una caricia o construirle un altar.

Juana llegó cuando el pueblo apenas había adoptado el nombre de aquel presidente cuyo nombre prefiero no repetir. Construyó su fortaleza frente a la de mi abuela y los vecinos de pronto armaron un escándalo ante aquellas fachadas que cambiaban entre verde y azul. Se sentaba todas las tardes en su mecedora y desde ese trono observaba todo lo que pasaba a su alrededor.

Aquella mujer de todos y de nadie se hizo madre de cinco hijas. No recuerdo sus caras ni nombres,  solo pelos rojizos y esponjados y una infinidad de vaqueros enamorados que las iban a visitar. Las chicas se multiplicaron y Juana se convirtió en la matriarca de las matriarcas mientras los biberones y carriolas llenaron los pasillos de aquel hogar.

Esa mujer con aires de curandera y que tanto me causaba miedo un día me enseñó una lección.

A mis cuatro vueltas al sol me le escapé a la Fausti y a Doña Tere. Me subí a la azotea de la casa—un lugar sin barandales, sin fronteras, sin nada que me pudiera detener. Me tragué mis miedos y me acerqué a la orilla para ver a todos desde la altura sin saber lo fácil y doloroso que era caer.

La mirada que rastreaba cada movimiento de aquellas calles detectaron mi intención. Guiada por la experiencia y su instinto materno aquella viejita subió las escaleras y con unas naranjas sedujo mi atención. Fue la primera y única vez que no le tuve miedo a Juana aunque al bajar me dio unas nalgadas que hasta hoy me ha de recordar. Fue y es su forma de decirme que el subir rápido no trae nada bueno y no todo desde esa perspectiva se puede observar.

Share on facebook
Share on twitter
Share on linkedin
Share on pinterest

Deja una respuesta