Descolonizar….

A veces me pregunto como se sostiene el mundo académico y sus propias contradicciones. Hablar constantemente sobre diferentes niveles de discriminación, subalternidades, menosprecios y otro largo etcétera para luego escribir en una jerga hermética sobre estos temas, cosa de que sólo los lea un reducido círculo, un grupo especializado. Ser parte de la conversación se vuelve una otra vez el ejercicio de sacar a otros de ella, sobre todo en humanidades y ciencias sociales, donde el concepto de “difusión” no está dentro de lo que se espera de la función académica.

Pero escribir en complicado no es la única contradicción; y creo que mi queja hoy nace un poco de esto, sino de la hipocresía con la que ciertos términos son usados en el área. Sin ir más lejos la palabra que hoy titula esta entrada es una de ellas. Decolonizar: suena bonito, casi como un proyecto revolucionario, como la posibilidad de afectar pensamientos o mejor aún una utopía, un lugar imposible, y así pareciera que se va a quedar por un buen tiempo más.

Hace ya casi un mes fui a una conferencia en una universidad del sur de este país. Era una conferencia de estudiantes graduados (si, nuevas generaciones, otra típica imagen de esperanza) en una universidad respetada en el área de estudios latinoamericanos. Sin referirme a la calidad de las presentaciones, quiero simplemente comentar un episodio en el cual me tocó participar: resulta que la conferencia tenía la tan mentada palabra (si, decolonizar o mejor aún su gerundio) en su título, ante lo cual fue enorme mi sorpresa al darme cuenta de que mi presentación sería la única en español, cosa que noté cuando la persona que me entregó mi gafete (yo lo llamaría porta-credencial, gracias Sam por el nombre) me pregunta de si acaso yo iba a presentar en español. ¿Cómo se me había ocurrido tal atrocidad? Usar el español para hablar de decolonización en Latinoamérica; sorprendente ¿no?. Quizás a mi fue al único que lo impactó, sumado al hecho de que pusieron al conferencista invitado a moderar mi mesa “porque él es un hablante nativo”.

No creo en que uno de deba cerrar o limitar los campos de estudio y expresión, pero si creo en el exigir consecuencia a quienes se presentan como “estudiosos” de un área o tópico. Si quieres decolonizar “las Américas” no puede sorprenderte y pillarte con la guardia baja que alguien te hable en español o portugués; no puede ser que te veas obligado a que tu keynote sea el moderador de una mesa por ser el único “hablante nativo”.  Vale la pena al menos considerar el hecho, ¿Qué implicaciones trae? y más aún me hace cuestionarme mi propio rol al estar aquí, hablando desde fuera.

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