¿Eres de Corea buena o Corea mala? Fue la pregunta que me hizo bromeando un señor habanero de buena edad en 2011. Por supuesto, yo, fui de Corea mala al señor marxista. Pero se observa que la isla está experimentando un cambio dulce que supera las ideologías junto con la telenovela surcoreana.
Cuando fui a Cuba, los cubanos me dieron una sensación muy extraña: fui muy bien acogida pero distanciada. Cuba fue para mí casi el único país en donde no tuve que explicar dónde está Corea. En lugar de identificarte dibujando la ubicación de sándwich entre China y Japón –dos tigres asiáticos poderosísimos-, sólo necesitas divertirte escuchando a una señora que te confiesa una historia de su ex novio coreano (claro, norcoreano) y a los ancianos que te sueltan las historias antiguas de aventura en Corea del Norte como escultores de la estatua de Kim Jung Il. Todo el mundo conoce a Corea como una nación de hermandad. Pero esa Corea no es tu Corea; sino tu Corea perdida por una ideología.
Sin embargo, hoy en día Corea del Sur está comenzando una nueva conversación con los cubanos. Es posible encontrar las fotos de los actores de Corea del Sur y los DVD de la piratería de las telenovelas surcoreanas en las ventas callejeras; se ven correr los coches de Hyundai y Kia; se venden los aparatos electrónicos de Samsung, LG y Daewoo; y se transmiten las telenovelas surcoreanas en las televisiones. También están aumentando los intercambios culturales e inclusive económicos y políticos como revela CubaNet, la prensa independiente y libre que informa las noticas de Cuba al mundo:
Pero el tiempo ha pasado. Ya no están en la escena política el magnate de los Castro, ni los dos primeros exponentes (padre e hijo) de la dinastía Kim de Corea del Norte. Y aunque Cuba mantiene estrechos vínculos con Pyongyang -una muestra reciente es el tráfico de armas capturado en Panamá-, tal vez Raúl Castro haya optado por no continuar a la zaga del impredecible nieto Kim, y estime oportuno cierto acercamiento a una nación que asombra al mundo por el avance experimentado en todas las esferas de la actividad humana. Incluso, ya se habla de la denominada “ola coreana”, con la consiguiente difusión de películas y telenovelas sudcoreanas a todos los rincones del planeta. Cuba no tendría por qué ser la excepción.
La primera telenovela surcoreana que se transmitió en Cuba es La reina de las esposas. Es la mini-serie de 20 episodios producida en 2009 que trata sobre la vida cotidiana hilarante de una pareja y sus vecinos. Como lo dice el título mismo, es sobre la esposa que hace todo su esfuerzo para transformar a su esposo desempleado en un hombre con éxito. La telenovela se difundió en el estatal Canal Habana, cuatro veces por semana (lunes, martes, jueves y viernes) en 2013 y se volvió muy popular alcanzando al 70% de audiencia.
Cuando el actor Yoon Sang Hyun de la serie visitó Cuba como el representante de Corea del Sur en la Feria Internacional de la Habana 2013, se paralizó el aeropuerto por sus seguidores; y cuando la otra actriz Sun Woo Sun de la misma serie llegó a Habana en la misma Feria el año siguiente, Alex Castro, el hijo de Fidel Castro, le visitó al pabellón y los eventos de Corea del Sur tres días consecutivos y confesó su afición a las telenovelas coreanas, según la prensa coreana Chosun.
Gracias al éxito de esta telenovela, se han transmitido cuatro novelas “oficialmente,” dos ya programadas para este año y otros dos dibujos animados contratados. (Inclusive el canal Cuba Visión haciendo uso de la piratería transmitió otra serie coreana, You are beautiful, sin permiso alguno.)
Cuba es uno de los cuatro países (Siria, Macedonia, y Kosovo) con los que Corea del Sur no han establecido el tratado de amistad, y Corea del Sur es uno de los tres países (EEUU e Israel) con los que Cuba no ha suscrito este tipo de tratados. Según la prensa coreana Yonhap, Corea del Sur es el único país que no tiene ni un diplomático en Cuba (EEUU ya publicó el año pasado el establecimiento de la embajada en Cuba después de la normalización de las relaciones, e Israel tiene enviado un diplomático trabajando en la embajada de Canadá).
Después de la Revolución Cubana, Cuba ha evitado ninguna relación diplomática con Corea del Sur por su relación estrecha con Corea del Norte. En esta circunstancia, la transmisión de las telenovelas surcoreanas ha sido posible por la colaboración de la Agencia de Promoción del Comercio y las Inversiones de Corea del Sur en La Habana y del Centro Cultural José Martí los cuales pudieron convencer al gobierno cubano quien negaba difundir las producciones culturales de un país con el que no se tenía tratado ninguno.
El año pasado, Cuba dio un paso significado dando a conocer la normalización de relaciones diplomáticas con EEUU, aunque todavía es complicado concluir el éxito de dichas relaciones. Este año en Febrero el gobierno cubano invitó oficialmente a Corea del Sur a la Feria Internacional del Libro Cuba, y Netflix también comienza su servicio en Cuba. Bueno, admitimos que es todavía prematuro predecir hasta dónde va a llegar esta relación con Cuba.
Pero una cosa es cierta: se hace cada vez más irresistible que no cambie la isla ante estas olas que acarician las orillas habaneras con las imágenes llenas de la vida moderna y capitalista. Es el poder de las producciones culturales como estas telenovelas que parecen como una herramienta trivial de entretenimiento, pero en realidad que penetran hasta las esferas subconscientes del público con mucha facilidad implantando nuevas ideas o deseos. ¿Sería demasiado si digo que la revolución verdadera comienza con el nuevo deseo del pueblo?
Quisiera cerrar este artículo con las letras de la canción Ella y él de Ricardo Arjona:
“Ella es medio marxista, él es republicano/ Ella quiere ser artista, él odia a los cubanos/ El cree en la Estatua de la Libertad y ella en su vieja Habana de la Soledad (…) Lo que las ideologías dividen al hombre, El amor con su hilos los une en su nombre”
A ver si las telenovelas pueden llegar a cabo el reunir a Cuba y a las dos Coreas. (No creas que este fenómeno se ve sólo en Cuba, sino en Corea del Norte también, aunque claro, las ven clandestinamente. ¡Ya están saliendo los estudios que estiman el efecto de las telenovelas surcoreanas que son populares en Corea del Norte para la unificación de las dos Coreas!)