La semana pasada, a raiz de quien sabe qué motivo, me encontré en un bar discutiendo sobre el escenario hipotético de que una de las tortugas ninjas (tengo un amigo que enseña español en Alemania y ha tenido muchas dificultades en intentar que sus alumnos de kinder diferencien entre un ninja y una niña) fuese gay ¿Cuál de los reptiles adolescentes mutaantes sería?. Aunque todo esto haya nacido de una pregunta bastante insulsa, los resultados fueron bastante interesantes desde mi perspectiva, pues se daba una tendencia dependiendo del idioma en el que las personas vieron el show.
Creo que todo se reduce a un problema de doblaje, me explico: la mayoría de las caricaturas (yo les sigo diciendo «monitos animados») en Latinoamérica venían dobladas desde México, con lo que intentaba ser un acento bien neutral que no cargara a los dibujos con una fuerza cultural que los hiciese extraños para los niños que los veían. Los dibujos animados eran mucho menos «mexicanos» que el Chavo del Ocho pero aún así eran un poco extranjeros para todos los que alguna vez los vimos en otros países. El punto es que la construcción de los personajes al parecer se vio altamente afectada por el proceso de doblaje, pues las personas que vieron la caricatura en el inglés original reconocen cuatro personalidades particulares para las tortugas: el lider, el inteligente, el gracioso y el «forzudo» (un poco gruñón) que sería Raphael.
Ahora bien, yo vi estos dibujos animados en mi infancia en doblaje latino, y allí existían tres claras personalidades: El lider, el inteligente y el gracioso pero la cuarta tortuga tenía una importante diferencia pues nunca reconocía en él esta personalidad particular del fuerte o agresivo, Raphael para mi siempre fue la tortuga fuera de lugar, como que había algo que no se decía acerca de él y siendo este un programa de niños en los tempranos ’90 no se podía hablar sobre la homosexualidad. Esto conlleva a mi teoría de que él podría ser un personaje «closeted», que ha sido solo apoyada por un par de angloparlantes (gracias Stephanie) uno de ellos basado en que su hiper-masculinización sería un mecanismo compensatorio.
Y ¿A qué viene toda discusión bizantina?, pues se vuelve interesante como mecanismo que intentan lidiar con las problemáticas que se producen cuando tienes que vender un producto en otro idioma. Ni el doblaje ni los subtítulos son mecanismos perfectos, el último con el obvio requerimiento de saber leer, y que cuando estás enfrentado a un público infantil se vuelve complejo; mientras el doblaje puede cambiar totalmente lo que se considera la personalidad de un personaje. Así como Rafael (que asi se escribía en mi imaginación) para mi era una tortuga silenciosa, de bajo perfil y que pareciera esconcer algo, sucede con muchísimos otros aspectos y pensar en este tipo de cosas nos hace cuestionarnos sobre esas presunciones que hacemos a partir de detalles nimios que creemos revelan algo sobre alguien.
Creo que generalmente me inclino por la opción de subtítulos, con las limitaciones que la traducción de texto puede traer, pero de vez en cuando y con ciertas cosas específicas prefiero el doblaje, sobretodo con aquellas que de alguna forma están ligadas afectivamente a etapas particulares de mi vida: así las tortugas ninjas, Goku de Dragon Ball y el Burro de Shrek, pierden sentido y toda su magia si los oigo en inglés, sus voces me parecen antinaturales y muchas veces incluso insoportables, como cuando me oigo a mi mismo en una grabación y desde la sorpresa paso al repudio de mi voz altamente gangosa.
Si les dijera que de una de las originales tortugas ninjas era gay ¿Cuál dirían ustedes que era?. (A todo esto en español no eran ni adolescentes ni mutantes, pues el opening de la serie se mantuvo en inglés y para la mayoría de la gente que conozco que las vio de niño sonaba algo como: «nana nana ninja turtles»)