¿Quién hablará por ti?

Arnoldo Kraus, ¿Quién hablará por ti? Ciudad de México: Taurus, 2012.

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La fotografía representaba, en sus inicios, el último refugio, la ausencia de la muerte, como nos los recuerda Walter Benjamin, la celebración de la memoria del ser amado. ¿Quién hablará por ti? es también un álbum de fotografías, pero un álbum de muertos. Arnoldo Kraus recoge en este libro la historia de sus padres, Helen y Moisés, judíos polacos supervivientes del Holocausto, que emigraron a México. No lo escribirá solo, pues las largas conversaciones con su madre, ya mayor, le guiarán a través de la historia de su familia.

Se trata de hacerle justicia a los muertos a través de una memoria que se esconde a veces tras el silencio, de un concepto de supervivencia que huye del de culpa. En esta reflexión surgen ciertas confrontaciones con figuras como Primo Levi para quién sobrevivir implica culpabilidad y responsabilidad. ¿Quién hablará por ti? no es solamente una dedicatoria, junto a unas flores de Moisés a Helen (“Las flores hablan por sí mismas. ¿Quién hablará por ti?”), es una vindicación ante la justicia de la memoria de “unos cadáveres que ya no pueden ni llorar”. La memoria del silencio la representa Moisés, quien morirá sin contar su historia. Helen es la palabra, pero una palabra que tiene que aferrarse a la nueva vida. Una palabra que para seguir adelante tiene que huir de la maldad. Así, resulta realmente conmovedor cuando el autor relata cómo su madre suele referirse a los nazis como alemanes “para los alemanes, la muerte era la meta“. La nueva vida es la del superviviente, idea sobre la que el autor reflexiona ampliamente, y que le resulta imposible desentrañar.

No puede sino aparecer una reflexión sobre el miedo en esta historia. Un miedo que, compartido, se hace menos miedo. Un miedo tan terrible que resulta en “un momento en el que los muertos dejan de conmover a los vivos”.  ¿Y, cómo, entonces, hacer para no odiar a los verdugos en esta historia llena de muertos y de elecciones terribles como la del abuelo de Kraus y la muerte de su hijo varón? La respuesta ante el odio es la poesía,  nos dice Kraus, quien llega a definir al odio como “antipoesía”.

El asesinato no es la única forma de ejercer la violencia. Para sobrevivir, Moisés, quien ha perdido a sus padres y a ocho de sus hermanos, ha de esconderse en el bosque. Y Helen lo hará escondida en la casa de una familia polaca y será presa de la angustia constante, de la monotonía, que nos dice Kraus, genera desesperación y locura. No será sino hasta su llegada a México, sino que encontrarán por fin la calma.

La obra de Kraus refleja la urgencia del verse a sí mismo a través de los suyos, pues construir la memoria familiar es finalmente construir también la historia propia. Es una  pregunta acerca de la responsabilidad ante la verdad, una reflexión sobre el miedo a que el silencio no amanse a la memoria sino que la convierta en cómplice del olvido.

 

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