Todes nosotres somos amigues: Los desafíos de la enseñanza del lenguaje inclusivo.

Los desafíos de la enseñanza del lenguaje inclusivo. Gramática y machismo son lo mismo?

Con la incursión de las formas inclusivas, la posible reformulación de las gramáticas por
razones ideológicas es un tema cada vez más analizado.

Según su definición más elemental, el término “gramática” abarca un conjunto de reglas
y normas que rigen un idioma para que éste se hable y se escriba. Sin embrago, ciertas reglas y
normas pueden reflejar y perpetuar estereotipos y desigualdades de género. Es aquí donde entra
en juego el vocablo “machismo”. Algunos patrones de uso del lenguaje (los ciudadanos, los
profesores, los adolescentes, etc.) se consideran “androcéntricos” (del griego andrós, hombre, y
kentrón, centro), en cuanto pueden contribuir a la discriminación de género, a la subordinación
de algunos elementos de la sociedad y, en casos extremos, a su exclusión.

Ejemplos de lenguaje excluyente se dan cuando no se reconoce la diversidad de
identidades de género o no se incluyen a personas no binarias, lo cual puede
contribuir a la marginación de quiénes no se ajustan a las categorías tradicionales de hombre y mujer.

Bastaría con aportar modificaciones lexicales (la ciudadanía, el profesorado, la adolescencia) para
eliminar el perpetuarse de estereotipos de género en el discurso. ¿Así de sencillo? ¿Entonces qué ocurre
con el adjetivo latino? Términos como Latinx, Latin@ o Latine han surgido como intentos de
cambiar el lenguaje para hacerlo más inclusivo y respetuoso de la diversidad de identidades de
género. Estos términos buscan superar la limitación binaria de la gramática tradicional, utilizando un término
neutral para incluir a cualquier persona de origen latino, sin importar su género.

La promoción, divulgación y uso de un lenguaje inclusivo que refleje y respete la
igualdad de género necesita de conciencia, educación y respeto, dejando claro que habrá gente
capaz de cambiar y gente que se mantendrá firme y fiel a su prescriptivismo lingüístico. Como
menciona el escritor puertorriqueño Sánchez Mártinez, “los que quieran variar la gramática del
idioma e incorporar a su modo de hablar lo de todes, nosotres y amigues que lo hagan; tienen ese
derecho.”

Queda clara la libertad de utilizar o no el lenguaje inclusivo, quizás dependiendo de los hablantes
y de las circunstancias, surge en mí una pregunta como instructor de idiomas:¿se debería (y cómo) incorporar
el lenguaje inclusivo en el aula de español (o de cualquier otra lengua)?

Dada la disparidad de opiniones y visiones sobre el tema, no cabe duda de que introducir
el lenguaje inclusivo en nuestros prontuarios de cursos representaría una serie de desafíos tanto
para los estudiantes como para nosotros los instructores. Primero, los recursos: la disponibilidad
de recursos educativos y guías claras sobre cómo enseñar el lenguaje inclusivo en español puede
ser aún limitada. Los instructores podrían, por tanto, necesitar tiempo y esfuerzo extra para
encontrar y adaptar materiales adecuados. Además, al tratarse de un tema en constante evolución
(al igual que el mismo lenguaje), las normas y prácticas del lenguaje inclusivo también podrían
actualizarse periódicamente. Segundo, el aspecto gramatical y de pronunciación: la gramática
española es altamente estructurada y basada en género. La adaptación de estas estructuras para
ser inclusivas podría resultar en construcciones gramaticales más complejas. También se podrían
plantear retos en términos de pronunciación y fonética: ¿cómo se pronunciaría latin@ o el plural
latinxs? Tercero, la claridad y de la comprensión: en algunos casos, el uso excesivo de
lenguaje inclusivo podría llevar a construcciones lingüísticas complicadas que dificultan la
comprensión. Y en la enseñanza más que en cualquier otro ámbito, es importante encontrar un
equilibrio entre la inclusión y la claridad. Cuarto, a pesar de los esfuerzos por promover el
lenguaje inclusivo, su aceptación social aún no es universal
. Por consecuencia, eso no asegura su
efectividad de uso en todas las variedades dialectales del español. Distintas variedades, distintas
formas de resistir a la hora de ajustar los propios hábitos lingüísticos (más o menos arraigados).

Mucho trabajo queda por delante, pero a pesar de estos desafíos, promover la igualdad de
género y la inclusión en las clases de idiomas por medio de la enseñanza del lenguaje inclusivo
es posible. Hace falta capacitación, sensibilización y adaptación gradual de las prácticas
lingüísticas, fomentando así un ambiente de aprendizaje más inclusivo y respetuoso de la
diversidad de género.

*Piero Visconte is a PhD Candidate in Linguistics at the Dept. of Spanish and Portuguese.

The image for this post was taken from: Stop using ‘Latinx’ if you really want to be inclusive

 

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