Durante mis viajes de este verano he estado dentro y fuera de los espacios académicos, desde Connecticut a Cancún. Poco después de haber acabado mis ensayos finales del semestre pasado, viajé al nordeste para asistir al programa del verano inaugural del Caribbean Philosophical Association (CPA) en el campus de la Universidad de Connecticut, en Storrs. Aquí me encontré con un grupo de estudiantes (unos pocos todavía haciendo su carrera, muchos graduados), profesores de community college, y profesores de la universidad para platicar sobre aspectos de la economía, política, filosofía afro-caribeña y ley internacional. Conviviendo con personas que se dedican a estudios caribeños me animó a seguir mi propio camino de investigaciones. Me sentí muy bien haber conocido a estudiantes con quienes tuve un amigo en común y compartí intereses intelectuales y espirituales.
En Hartford, la capital de Connecticut, comimos en el mercado de la zona puertorriqueña. Aquí tomamos un tour del barrio dirigido por una académica. Durante este tour surgieron unos sentimientos ambivalentes dentro de mi. Se notaba que nuestro grupo de estudiantes llamó mucho la atención de varios miembros de la comunidad. Era obvio que nosotros no éramos de ese barrio. Algunos estudiantes, incluyendo yo mismo, opinaron que habia aspectos de exoticismo en el hecho de hacer un tour en una comunidad de bajos recursos. Pero, a la misma vez la mayoría de nosotros estábamos agradecidos por salir del campus y caminar por las calles de la ciudad, especialmente en una comunidad de descendencia caribeña.
Cuando se acabó esta escuelita, abordé un Amtrak rumbo a Nueva York para reunirme con amistades que casi no veo. Salí a celebrar con un amigo que acababa de terminar su doctorado en Rutgers. Luego me encontré con mi anfitriona, una amiga con quien terminé la carrera en Los Angeles, una maestra de cuarto grado en Harlem. Con ella me quedé varios días. Durante esta pequeña visita utilicé el MTA (metro) para viajar a Butler Library en Columbia University. Aquí hice unos investigaciones en la sección de Rare Books and Special Collections por la mañana. A mediodía visité el National Museum of the American Indian, cerca de Wall Street. Y por la tarde me fui al Schomburg Center for Research on Black Culture.
Caminando por East Harlem yo notaba la gran presencia de comunidades afrocaribeñas. Vi vendedores en la calle, peluqueras y restaurantes creole por todos lados. Despues de haber conocido por primera vez un professor Afro-judio en Storrs, caminando en Harlem vi una gran presencia de sacerdotes hebreo israelitas negros. Este encuentro, algo inusual para mi, me hizo apreciar la complejidad de la espiritualidad negra en las Américas. Despues de haber tomado un curso llamado Black Atlantic Modernisms en la primavera con un enfoque en el Renacimiento de Harlem, me hizo bien visitar Harlem y ver cómo los inmigrantes afrodescendientes todavía siguen luchando para salir adelante.
Para regresar a Austin tomé el Amtrak, un viaje de más de cincuenta horas. Atravesé cachitos de Pennsylvania, Ohio, Illinois, Missouri, Arkansas, y Louisiana (con paradas en casi todos los estados) antes de llegar a Texas. Cuando llegué a Austin estuve solamente tres día y enseguida tuve mi vuelo de salida desde el aeropuerto de San Antonio rumbo a Cancún para la junta anual del CPA. Durante mi estancia en Quintana Roo me quedé en un resorte Iberostar cercas de Playa Del Carmen. Mi hermana se encontró conmigo en el resorte y juntos nos fuimos a unos templos Mayas llamado Tulum, a unos cenotes llamados “Dos Ojos,” y a probar la gastronomía yucateca.
En la junta del CPA presenté mi marco teórico para mi análisis literaria en un panel junto con una profesora de literatura Martinica y un estudiante brasileño de computación. Esta experiencia me hizo sentir seguro de mis estudios. A veces se siente raro pensar que yo estudio literatura de una región (principalmente Martinique) a la que no he visitado físicamente aún, y este detalle me ha hecho sentir inseguro de mis estudios. Pero, en vez de privilegiar un viaje al Caribe, estoy creando primero una red en las comunidades intelectuales que tienen acceso a recursos en áreas que me interesan. Luego cuando voy a visitar al Caribe, iría con referencias. Una meta que tengo es de ser invitado a presentar en una conferencia afrofrancófono por medio de alguna organización del Caribe a causa de mis investigaciones.
Despues de la junta académica me fui a Veracruz con mi hermana a visitar mis parientes jarochos por parte de mi padre, con quienes llevaba casi cinco años sin convivir. Terminé mi visita a México en la capital donde vi, con mis propios ojos, el movimiento de los maestros de las escuelas normales y la lucha contra la desaparición forzada. También conocí a Teotihuacán y aprendí como andar en el metro del DF.
El penúltimo día de mi estancia en México, durante un viaje en el metro, me robaron mi cartera donde llevaba mi tarjeta electoral IFE. Esto me causó unos problemas al momento de salir del país. Pues como entre al país con mi IFE la migración no sello mi pasaporte, y cuando presenté mi pasaporte para salir no había prueba que entre al país legalmente. Así que me mandaron a migración donde tuve que pagar una multa al gobierno mexicano por “visitar sin permiso.” Esta experiencia de haber sido mandado a las autoridades por falta de documentos me hizo pensar en mi privilegio. Mientras que yo me libré de este lío en menos de una hora, muchos de mis parientes tardan años para arreglar sus papeles.
El último tramo de mis viajes de verano lo pasé en Arizona y California. Mis parientes Diné (Navajo) me invitaron a una danza del sol en Wheatfields, Arizona. Tomé un camión Greyhound desde Texas a Nuevo México para llegar. Acampamos en el bosque por nueve días y apoyé a mis parientes danzantes durante la ceremonia. Las enseñanzas ofrecidas aquí poseen una sustancia que la universidad y muchos espacios académicas no pueden ofrecer. Aquí me hago varias limpias, me desahogo y recibo consejos de curanderas poderosas. Estuve muy contento de haber participado en esta ceremonia. Aquí tuve bastante tiempo para reflexionar y pensar claramente en mis procesos de desarrollo personal, pero no explicaré esos detalles aquí. En lugar de eso, espero que mis relatos muestran la manera de como yo trato de privilegiar a mi bienestar durante mis vacaciones para empezar el ciclo escolar con ánimo.
Doy gracias por tener los recursos para moverme de esta manera. Ahora me toca pensar creativamente en cómo relacionar los experiencias de mis viajes con mis estudios literarios. Estoy emocionado por lo que está por venir.